U de Chile no se complica ante la reprogramación del Superclásico

Universidad de Chile enfrentará una intensa seguidilla de partidos tras la reprogramación del Superclásico contra Colo Colo, pero el técnico Gustavo Álvarez mostró una actitud estoica ante esta situación que podría comprometer la preparación para compromisos internacionales.
Reprogramación del Superclásico en fecha compleja
El Superclásico, correspondiente a la séptima fecha de la Liga de Primera que fue suspendido tras los incidentes del partido entre Colo Colo y Fortaleza, quedó fijado para el sábado 12 de julio a las 15:00 horas en el Estadio Nacional. La fecha resulta particularmente complicada porque tres días después, el martes 15 de julio, la U deberá enfrentar a Guaraní de Paraguay en la ida del repechaje por Copa Sudamericana.
En la rueda de prensa previa al duelo contra O’Higgins, Álvarez se mostró tranquilo ante esta programación. “Llevamos más de dos meses jugando dos partidos por semana. Tomamos el ritmo y estamos bien. El Superclásico se reprogramó en la fecha que se podía, no había muchas fechas más. No hay ningún problema con eso“, declaró tajantemente el técnico argentino.
La ANFP decidió esta fecha después de la eliminación de la U en Copa Libertadores ante Botafogo, conociendo las fechas del repechaje de Sudamericana. Esta decisión implica que los azules tendrán apenas tres días de descanso entre el clásico más importante del fútbol chileno y un compromiso internacional crucial.
Acumulación de partidos pendientes
La situación se complica aún más considerando que Universidad de Chile mantiene otros compromisos pendientes. El partido contra Unión Española, correspondiente a la cuarta fecha, fue reprogramado para el sábado 5 de julio, apenas una semana antes del Superclásico.
Además, permanece en el aire la programación de la Supercopa entre ambos equipos, que debía disputarse a principios de año y sigue sin fecha definida.
Adaptación al ritmo intenso
La tranquilidad de Álvarez se basa en la experiencia reciente del equipo, que ha mantenido un ritmo de dos partidos semanales durante más de dos meses debido a sus compromisos en Copa Libertadores y el torneo nacional.
Esta situación pone a prueba la capacidad de gestión del plantel azul, que deberá dividir energías entre mantener el rendimiento en el torneo local y prepararse adecuadamente para el repechaje sudamericano, donde se juega la posibilidad de continuar en competencias internacionales tras la eliminación de la Libertadores.
La actitud pragmática del técnico refleja la mentalidad de un equipo acostumbrado a la alta exigencia de calendarios.