Alberto Quintano representa uno de los grandes emblemas de la historia de la Universidad de Chile. Su trayectoria comenzó en 1963, cuando llegó como un joven promesa al estadio de Recoleta para probarse bajo la dirección de Washington Urrutia, el legendario formador histórico de la U.
El mariscal del Ballet Azul
Quintano fue seleccionado para quedarse e inició una carrera que lo llevaría desde las divisiones menores hasta convertirse en figura del plantel profesional. Su talento lo catapultó rápidamente al primer equipo, donde tuvo la fortuna de integrar el mítico “Ballet Azul” y conquistar junto a sus compañeros los campeonatos de 1965, 1967, 1969 y 1971.
Su calidad futbolística no pasó desapercibida para la selección nacional. En 1967 fue convocado a La Roja, permaneciendo en el combinado patrio durante 13 años, consolidándose como uno de los referentes del fútbol chileno de su época.
El apogeo de su carrera en la U culminó con una destacada participación en las semifinales de la Copa Libertadores, actuación que llamó la atención del fútbol internacional. Posteriormente fue vendido al Cruz Azul de México, donde continuó su exitosa trayectoria profesional.
La filosofía que lo definía
Quintano vivió en carne propia la filosofía que definía al Ballet Azul: entrenamientos intensos “a muerte” que forjaban el carácter competitivo del equipo. Él mismo describe la esencia universitaria como la persistencia, el nunca darse por vencido y la lucha constante por alcanzar las metas.
Su legado trasciende los títulos y las estadísticas. Alberto Quintano encarna los valores que han definido a la Universidad de Chile durante décadas: la elegancia combinada con temperamento, la entrega total y esa obligación permanente de un equipo grande de pelear siempre por las cosas importantes.
