Los Años más difíciles de la U: Desafíos, caídas y resurgimento
En la década de los 70, el icónico “Ballet Azul” continuaba mostrando su excelencia en el campo, alcanzando logros como la histórica semifinal de la Copa Libertadores en 1970, donde fueron eliminados por Peñarol. Sin embargo, el equipo comenzó a sentir el desgaste; con el fortalecimiento de los rivales y la dificultad para encontrar un relevo adecuado, los títulos comenzaron a volverse esquivos.
En 1979, bajo la dirección de Fernando Riera y con figuras como Jorge Socías, Alberto Quintano y Vladimir Bigorra liderando el equipo, lograron mitigar en parte una larga sequía de trofeos al conquistar la Copa Polla Gol, venciendo a Colo Colo 2-1 con anotaciones de Luis Alberto Ramos y Héctor Hoffens.
Lamentablemente, la situación del equipo no mejoraría significativamente, y se vivieron algunos de los momentos más duros en la historia del club. Los años 80 estuvieron marcados por la separación formal de la Rama de Fútbol de la Universidad de Chile, lo que llevó a la creación de la CORFUCH, una entidad que gestionó al club durante casi 26 años.
En lo deportivo, el panorama seguía siendo complicado. Aunque el equipo logró protagonizar algunas liguillas para clasificar a torneos internacionales, no fue capaz de conquistar nuevos títulos, y los malos resultados nos llevaron a uno de los episodios más oscuros en nuestra historia.
El 15 de enero, se concretó el único descenso del club. La combinación de varios factores, tanto económicos como administrativos, contribuyó a esta caída, aunque el equipo logró revertirla rápidamente.
Durante este periodo, la conexión con nuestra hinchada se destacó por encima de todo. El “volveremos, volveremos” resonaba con fuerza en todos los estadios del país, y la lealtad inquebrantable del pueblo azul quedó demostrada en la misión de regresar a la primera división.
De la mano de Luis Ibarra y su asistente, el legendario Leonel Sánchez, logramos volver al fútbol de honor. Una inolvidable victoria ante Curicó, con goles de Carlos Cisternas, Pedro Pablo Díaz y un autogol de Pedro Helmo, nos permitió, después de solo una temporada en Primera B, regresar al lugar que nos corresponde, continuando así la historia de la institución más grande del país.